Comenzamos el nuevo año con la crónica de la subida del belén montañero al Mencilla que se realizó el sábado 18 de diciembre (como es habitual el domingo anterior a Navidad)
Como de costumbre quedamos a las 8:00 horas en las inmediaciones de la Parroquia de San Pablo (Gamonal), allí se presento un buen número de personas animadas a subir el belén a lo más alto del Mencilla (1932 m). Tras repartirnos en los distintos vehículos emprendimos rumbo a Pineda de la Sierra. El trayecto en coche fue tranquilo ya que el cielo amenazaba nieve e incluso en algún tramo de la carretera que va a Pineda había alguna placa de hielo por lo que teníamos que tener suma precaución.
Al llegar a Pineda y una vez nos pusimos el mono de faena, nos dirigimos a la iglesia con el fin de asistir a la Eucaristía donde se bendice el Belén que posteriormente se sube al Mencilla.
Como de costumbre quedamos a las 8:00 horas en las inmediaciones de la Parroquia de San Pablo (Gamonal), allí se presento un buen número de personas animadas a subir el belén a lo más alto del Mencilla (1932 m). Tras repartirnos en los distintos vehículos emprendimos rumbo a Pineda de la Sierra. El trayecto en coche fue tranquilo ya que el cielo amenazaba nieve e incluso en algún tramo de la carretera que va a Pineda había alguna placa de hielo por lo que teníamos que tener suma precaución.
Al llegar a Pineda y una vez nos pusimos el mono de faena, nos dirigimos a la iglesia con el fin de asistir a la Eucaristía donde se bendice el Belén que posteriormente se sube al Mencilla.
Belén montañero que posteriormente se sube a la cumbre del Mencilla
José, miembro del grupo, recogió la mochila con el Belén y tras la misa, todos los compañeros del grupo y la gente que se sumo a la cita emprendimos nuestros pasos hacia la cumbre del Mencilla. Desde Pineda de la Sierra no se podía ver la cumbre ya que la niebla la cubría en su totalidad, por lo que nos hacíamos una ligera idea del panorama que nos encontraríamos por las alturas.
José subiendo el Belén montañero
Poco a poco fuimos caminando (en muchos momentos en fila india) hasta llegar al refugio del Esteralvo, donde paramos para reagruparnos, hacernos unas fotos, tomar un pequeño tentempié… Tras dicha parada continuamos, en primer lugar salvando una fuerte subida y a continuación metiendonos como es habitual por la senda que atraviesa el hayedo.
El suelo estaba resbaladizo, el cuerpo iba entrando en calor y el clima se iba volviendo más exigente.
Poco a poco fuimos caminando (en muchos momentos en fila india) hasta llegar al refugio del Esteralvo, donde paramos para reagruparnos, hacernos unas fotos, tomar un pequeño tentempié… Tras dicha parada continuamos, en primer lugar salvando una fuerte subida y a continuación metiendonos como es habitual por la senda que atraviesa el hayedo.
El suelo estaba resbaladizo, el cuerpo iba entrando en calor y el clima se iba volviendo más exigente.
Foto de grupo en el refugio del Esteralvo
Llegamos a la caseta que hay en el cordal, nos abrigamos todo lo que pudimos y esperamos a que viniese la mayoría del grupo. Viendo como bajaban algunos montañeros, sabíamos que nos esperaba una subida “durilla” por las condiciones climatológicas. Pero, pese a ello, no nos desanimamos y pusimos rumbo a la cumbre del Mencilla. Teníamos ilusión por llevar el Belén al Mencilla.
Llegamos a la caseta que hay en el cordal, nos abrigamos todo lo que pudimos y esperamos a que viniese la mayoría del grupo. Viendo como bajaban algunos montañeros, sabíamos que nos esperaba una subida “durilla” por las condiciones climatológicas. Pero, pese a ello, no nos desanimamos y pusimos rumbo a la cumbre del Mencilla. Teníamos ilusión por llevar el Belén al Mencilla.
Cumbre del Mencilla (1932 metros)
Colocando el Belén en la cima del Mencilla
Por fin, llegamos a ella y allí dejamos el Belén montañero, nos hicimos la foto del grupo y aguantamos como valientes la adversa climatología. Tuvimos oportunidad de entrar “en calor” mediante unos exquisitos caldos, acompañados de las distintas viandas navideñas: turrones, mazapanes… y por supuesto la sidriña y el cava.
Tras brindar y retomar fuerzas nos encaminamos de inmediato de regreso a Pineda, el haber estado un buen rato en la cumbre hacia mella en el cuerpo y principalmente las manos se resentían de ello.
Por fin, llegamos a ella y allí dejamos el Belén montañero, nos hicimos la foto del grupo y aguantamos como valientes la adversa climatología. Tuvimos oportunidad de entrar “en calor” mediante unos exquisitos caldos, acompañados de las distintas viandas navideñas: turrones, mazapanes… y por supuesto la sidriña y el cava.
Tras brindar y retomar fuerzas nos encaminamos de inmediato de regreso a Pineda, el haber estado un buen rato en la cumbre hacia mella en el cuerpo y principalmente las manos se resentían de ello.
Foto de grupo en la cima
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