Crónica de la ruta del Cares (23-4-10)

Para realizar esta bonita ruta partimos bastante más pronto de lo habitual, en concreto a las 6:00 horas, por lo que nos toco madrugar a todos. Pese a lo intempestivo de la hora, el gran número de senderistas que no quiso perderse esta ruta estaba a la hora fijada.

Tras el pertinente recuento de los participantes y viendo que no faltaba nadie partimos hacia el pueblo leonés de Posada de Valdeón. Una gran mayoría opto por echar una cabezadita en el autobús, dado el trayecto que nos esperaba. Poco a poco fue pasando el tiempo y nos fuimos adentrando en parajes espectaculares como puede ser la zona de Riaño.

Tras aproximadamente 3 horas de viaje llegamos a nuestro objetivo, una vez allí dejamos unos 15 minutos para estirar las piernas, ponerse las botas, almorzar un poquitín… Tras ese período de tiempo comenzamos nuestra “pequeña aventura”. Para ello partimos desde el mismo pueblo, decir que la ruta está perfectamente señalizada.

Foto de los participantes en el mirador de Tombo

El Chorco de los lobos

Nuestra primera parada fue en el mirador de Tombo, allí paramos para reagruparnos y hacernos la foto de grupo. Tras ello, proseguimos la marcha, continuamos unos metros por la carretera y al poco cogimos nuevamente a mano derecha un camino por el que sigue la ruta. El camino nos devuelve nuevamente a la carretera. Pasamos por el Chorco de los Lobos, una antigua lobera, y unos metros más adelante paramos para hacer un receso: almorzar, descansar un poco, beber agua… Tras esta reconfortante parada continuamos la marcha hasta nuestro siguiente objetivo: Caín.

Al poco de llegar a esta localidad la garganta se va estrechando hasta llegar a Caín. Tras pasar por las calles de este bonito pueblo nos perfilamos hacia la zona más espectacular de la garganta del Cares, todo un auténtico espectáculo..

Caminando por las calles de Caín

Tras pasar por el largo puente que cruza el Cares y posteriormente a los pocos metros la presa que nos devuelve nuevamente a la otra orilla del río Cares, comenzamos nuestra andadura por este bello tramo.

Tras cruzar el puente comenzamos a introducirnos por los distintos túneles excavados en la roca, un tramo realmente inolvidable. No faltaron fotos y numerosas risas.

Cruzando por el puente de los Rebecos

Otra característica que llama la atención de esta ruta es el paso por los famosos puentes de Bolín y de los Rebecos. Tras cruzar estos dos puentes el espectáculo continua y no pierde belleza alguna dado el estrecho sendero y el abismo que queda a nuestra derecha.

El puente de Bolín

Nuevamente hicimos una parada para volvernos a reagrupar e intercambiar opiniones de lo visto y vivido, reponer fuerzas , darnos crema solar… Tras esta parada continuamos la ruta, destacar el fenomenal día que hizo y que supuso que disfrutásemos más de la ruta aun si cabe.

Para finalizar la ruta, nos esperaba el postre compuesto por una subida, ciertamente no muy exigente, pero que hacia mella dado la cantidad de kilómetros recorridos. A todo esto hay que sumarle la fatigosa e incómoda bajada a Poncebos.

Pero pese a ello, logramos culminar la ruta y pasar una bonita jornada. Una vez en Poncebos, comimos, repusimos fuerzas y tras ello nos montamos en el autobús con el fin de dirigirnos a San Vicente de la Barquera, tras dejar un tiempo para visitar está bella localidad, nos montamos de nuevo en el autocar con el fin de regresar a Burgos.