Un numeroso grupo de senderistas, fieles a la cita, acudieron a la ruta programada. El buen tiempo y el recorrido de la ruta hicieron que se animasen a dar un paseo por un nuevo rinconcito de nuestra querida provincia. Como es habitual partimos a las 8:00 horas con los vehículos particulares hacia Pancorbo. Una vez llegamos a la citada localidad, nos recibió una intensa niebla acompañada de una temperatura más bien “fresca”, pero estos ingredientes no iban a ser en absoluto obstáculo para realizar el itinerario programado.
La ruta está perfectamente señalizada
La niebla hizó acto de presencia a primera hora de la mañanaUna vez nos juntamos todos los asistentes a la ruta nos encaminamos (en dirección a Miranda) por la calle de la Antecuvia hasta llegar a un pequeño parque (situado al final del pueblo) junto a la carretera. Allí a nuestra izquierda tomamos una amplia pista de hormigón que comienza con un fuerte ascenso y que hizó que el personal entrase pronto en “calor”. Es una ascensión que no es que sea excesivamente dura, pero no da tregua y se sube cierto desnivel en pocos metros, por ello hacíamos de vez en cuando alguna “paradita técnica” ya saben ustedes: hacer una foto, contemplar el paisaje… Una vez terminamos la susodicha subidita nos tocaba un camino más asequible y por tanto más llevadero.
Apuntar que la ruta está perfectamente señalizada (aunque nosotros la hicimos en dirección contraria a las agujas del reloj por lo que las referencias que demos a lo largo de esta crónica son haciendo la ruta de la citada manera). Pronto llegamos a una nueva bifurcación en la que hay que estar un poco atentos ya que tenemos que abandonar el esplendido camino para continuar por un camino que sale a nuestra derecha. A los pocos metros de coger este camino nos espera una especie de portezuela (habilitada para que solo pasen personas y el ganado no se salga) en la que tenemos que ir pasando de uno en uno. Poco a poco el grupo se va poniendo en fila india y nos vamos adentrando en el monte. A lo largo de este trayecto tuvimos oportunidad de ver los magníficos ejemplares de caballo losino.
Tras contemplarles y sacarles las pertinentes fotos proseguimos la marcha. A los pocos kilómetros hicimos un alto en el camino con el fin de reponer fuerzas. Una vez saciados, continuamos la marcha por el denominado “Camino del agua”. Como hacia buen tiempo y teníamos ganas de andar y disfrutar nos salimos de la ruta para acercarnos a Obarenes y contemplar el monasterio de Santa María la Imperial de Obarenes. La verdad que mereció la pena el salirse de la ruta.
Magnifíco ejemplar de caballo losino
Nuestros amigos senderistas puedieron disfrutar de lo lindo a lo largo y ancho de la ruta
Monastero de Santa María la Imperial de Obarenes
Foto de familiaVolvimos a retomar nuestros pasos y seguimos nuestra ruta, una nueva sorpresa nos aguardaba: la ermita de San Mamés y su entorno. Tras la obligada visita retomamos de nuevo el camino, esta vez nos fuimos adentrando por una sendita en un bonito bosque de hayas. La sendita nos fue a dar al camino por el que habíamos iniciado la ruta a primera hora de la mañana. Antes de llegar al inicio de la misma aun tuvimos tiempo de desviarnos y llegar a la Peña del Mazo donde hay unas excelentes vistas del desfiladero de Pancorbo. Tras ello pusimos rumbo al punto de partida.
Foto en la ermita de San Mamés
Adentrándose en el hayedo
Panorámica desde la Peña del Mazo
Tras la comida nos tomamos un reconfortante café y pasamos a la sobremesa donde tuvimos tiempo de charlar, compartir noticias, informar de la ruta de la alubiada… Por último montamos en los vehículos y regresamos satisfechos de la jornada vivida y de haber pasado un bonito día de convivencia en el incomparable marco de la naturaleza.
